sábado, 6 de diciembre de 2008

Cultura material del valle del Indo

Hace 9.000 los pueblos agricultores ocuparon el valle del Indo. Construyeron 400 asentamientos que fueron haciéndose cada vez más sofisticados. En lo que hoy es Pakistán quedaron restos de dos de las ciudades más impotantes: Harappa y Mojensho Daro. Las construcciones son impecables. Se trata de ciudadelas planificadas, con agua corriente y calles pavimentadas. Fueron trazadas según un perfecto modelo de cuadrícula. Había tres calles principales paralelas, de 10 metros de anchura, orientadas de Norte a Sur y otras dos orientadas de Este a Oeste, y entre ellas, calles secundarias que se cruzaban en ángulo recto. Las casas, hechas de adobe y ladrillo cocido al fuego, estaban protegidas contra el ruido, los olores y los ladrones y, generalmente, tenían un patio. El planeamiento urbano de esas ciudades incluyó los primeros sistemas de saneamiento conocidos, compuestos por una red de cloacas de ladrillo revestido de betún, algunas lo suficientemente grandes como para que una persona pudiera caminar por su interior. Las casas vertían sus aguas residuales por medio de unos desagües revestidos con azulejos. El más llamativo de los edificios de Mohenjo-Daro es un gran baño o piscina, construido de ladrillo, que ocupa una superficie de unos 83 metros cuadrados. En esta misma ciudad había un muro que se supone hacía las veces de dique para contener las crecidas del Indo. Acuñaban monedas y sellos de bronce. Sus habitantes eran braquicéfalos, de nariz recta, labios gruesos, ojos rasgados y pilosos. Su contextura es pequeña. Tenían escritura, y es perfectamente compatible con la escritura de los rongo rongo de la isla de Pascua.
Hace 4.000 años una violenta explosión la destruyó. Hasta casi 50 metros del epicentro de la explosión todo estaba cristalizado, fundido o derretido.

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