La Iglesia Católica con sede en el Vaticano se dispuso a imponer al mundo su ideología. Por esta suerte eliminaron y rompieron todo aquello que podría hacer sentir poderosa a la gente. El secreto de la Iglesia católica es su intención de monopolizar el poder y el control.
«Nosotros, los inquisidores, abocados a suprimir la perversidad herética y la apostasis, por virtud de la autoridad apostólica, declaramos condenada la hierba o raíz llamada peyote, introducida en estas provincias para detectar robos o adivinar otros acontecimientos, pues constituye un acto de superstición opuesto a la pureza e integridad de nuestra fe católica.» Escohotado, Antonio: Historia General de las Drogas, (tres tomos), Alianza, España, 1995.
Resulta difícil descubrir detrás de estos rebuscados términos el afán de imponerse como autoridad única.
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